viernes, 21 de noviembre de 2008

Mi famosa gabardina azul


Me miraba desde muy cerca del suelo.
Sus ojos estabas llenos de tristeza. Pensé en arrancársela, pero no tuve tiempo.
Parecía que me pedía ayuda.
Le dije que yo no era una persona valiente, pero agitaba la cabeza.
Decidí desaparecer sin hacer ruido. Eso no es algo fácil para mí.
Quise darle un mechón de mi pelo, ya sabes, para que me recordara. Finalmente no me atreví.
Ahora vivo en lo más profundo del desierto. Ahí nadie podrá molestarme.
Debería comprar una nueva gabardina. Esta ya está rota por el hombro.
Lo cierto es que todavía la echo de menos.
Y tiene gracia.
Casi no la conocía.


La foto es de Ibai Acevedo.

3 comentarios:

  1. hola Gonzalo, es una maravilla tenerte por aqui y poder leer las joyas que escribes.

    Viva internet!!! jajajaj

    muchos besos desde Valencia....ya sabes quien soy ehhh!!!?

    SARA

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  2. (Jugaré a ser kafka en "La Galería"):

    Me miraba desde muy cerca del cielo.
    Sus ojos estaban llenos de vida. Pensé en abrigarla, pero no tuve tiempo.
    Parecía que me pedía sonrisas.
    Le dije que yo no era persona sombría, pero agitaba la cabeza.
    Decidí desaparecer sin hacer ruído. Eso es algo fácil para mí.
    Quise darle un mechón de mi pelo, ya sabes, para estar siempre cerca. Finalmente lo hice.

    Ahora vivo en lo alto de la montaña. Desde ahí todo puedo verlo con claridad.
    Debería abandonar mi vieja gabardina. Está desecha de tanta desidia.
    Lo cierto es que ya no la echo de menos.
    Y tiene gracia.
    Casi no la conocía. Y ahora duerme. Aqui. En la montaña.

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  3. me ha quedado fatal, pero un día de estos verás que bien lo haré!

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